lunes, 31 de diciembre de 2012

¡Porque te vas!

Por eso estoy tan contenta 2012, porque por fin te perderé de vista. Oh, que inmensa felicidad me da pensar que lo nuestro terminará hoy.
¿Sabes?, te odié tanto… pero tanto.
No sabes con cuantas ganas te detesté, criticándote, insultándote, maldiciéndote, deseando en lo mas profundo de mi ser que te  pulverizaras, que te millonizaras en pequeños fragmentos, que te convirtieras en nada…
No te soportaba,  ¡en serio! Será por lo mal que te portaste conmigo, por eso me era fácil ofenderte, renegar de ti, injuriándote, calificándote de lo peor. Pero es que has sido malo y cruel, injusto, retorcido, perverso, esa es la realidad. No, no has sido el mejor año del mundo por eso hoy estoy feliz, tanto que en cuanto den las doce campanadas, tanto que en cuanto sea medianoche, saldré a la calle a correr, lanzando gritos y exclamaciones, dando brincos y volteretas, retando a la física del mundo, a la ley de la gravedad, a la fuerza del viento, a la noche y a las estrellas… Y cuando me canse abriré la ventana y romperé todos tus calendarios, que luego, feliz, lanzaré al cielo, esparciéndolos a mi alrededor como una suave lluvia bajo la que bailar. Clamaré después para el que el viento, gélido y brutal, te lleve muy, muy lejos, donde no pueda pensar nunca mas en ti… ¿Le aullaré a la luna?, sí,  la haré cómplice de mi locura, y entonces quedarás para siempre en el mas rencoroso de los olvidos, ya verás, ¿no me crees?
¡Ay 2012!, tú me diste donde mas me dolía, arrebatándome la capacidad para soñar, para ver al mundo del color que me diera la gana, lo cubriste todo de telarañas, de gris oscuridad… hoy me toca a mí, no habrá despedida, ni lagrimas falsas, ni un poquito de pena forzada. Abriré la puerta y de una patada te echaré de casa. Volveré a la luz y al color, recuperaré las ganas, la ilusión. Y nada apagará mis sueños, no lo permitiré… porque Ana Bohemia seguirá soñando. Por eso estoy tan contenta… ¡porque te vas!


¡Hola Bohemios! Aquí estoy, afrontando otra despedida, otro año que se va, que vuela, que se esfuma, que se acaba. Y aquí sigo, amasando con mis manos sus cenizas frías, restos carbonizados de algo que ardió y que se consumió tiempo atrás, como ciertas sensaciones…
Por suerte, todo pasa, todo… hay mucha certeza en esto.
Mientras atravesamos esos ciclos, esos bucles, esos baches de este sendero agotador que llamamos vida vamos aprendiendo que los dolores se anestesian con el tiempo y que tenemos suerte, podemos abrigarnos con esperanza, que nunca falta, y recuperar la ilusión, y recuperar la pasión por la vida. Por eso somos afortunados, tenemos 365 días de un año a las puertas, ahí está el 2013 golpeando con los nudillos, dando aldabonazos. ¿Qué promete?, ¿qué traerá?, ¿qué nos dará?, ¿encontraremos por fin la llave de la felicidad o habrá que seguir insistiendo en donde el cerrajero?
Crucemos los dedos pues y apretemos con fuerza los parpados, y deseemos en voz alta lo siguiente: ¡¡2013 tráenos cosas maravillosas!!! No seas malo, no te parezcas en nada a este 2012 al que hemos sacado de nuestras vidas con una patada en el culo, pórtate bien por favor…


A todos los bohemios, habituales y seguidores de Bohemio Mundi desearles una muy feliz entrada de año.
Un consejito: revisad vuestros bolsillos, incluso los de las chaquetas viejas, y si halláis por casualidad la lustrosa llave de felicidad y la fortuna, ya sabéis, no seáis acaparadores, compartid, hacedme una copia…


¡¡¡2013 AL VOY!!!

viernes, 28 de diciembre de 2012

#Atención, pregunta # 24


¡Ahh!, ¿pero qué es esto?

No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
Johann Wolfgang Goethe
 
Nunca fue una guerra justa… ya que  él ni siquiera sabía que estaba embarcado en semejante contienda. El día de mi venganza estaba marcado en el calendario con una gran equis roja: ¡se las haría pagar todas! Todas sus petulancias, sus desplantes, sus pedanterías, sus soberbias, todas sus vanidosas poses de sabio redomado.
La espera había sido larga y mis intenciones maliciosas, pero el día había llegado…
El Científico no lo sabía pero la casa estaba llena de “minas”. En realidad lo que estaba plagado de “sorpresas” era su laboratorio: había cambiado su percha por una de goma, de modo que cuando fuese a colgar su abrigo… ¡estaba deseando verlo!
También había sustituido el jaboncillo del lavabo por otro… digamos especial ya que su cualidad no era la de generar espuma y lavar la piel, más bien la dejaba negra.
Su silla de trabajo también había sido saboteada, pues había destornillado algún que otro tornillito de nada, además había introducido por debajo del cojín un artilugio muy “sonoro”, ¡la pedorreta le dejaría sordo!
Sobre la mesa, pero en especial y de manera muy generosa sobre algunos documentos, había vertido un líquido inocuo pero que parecería talmente una mancha de tinta… por supuesto falsa, pero la primera impresión sería de infarto para él.
La nevera con muestras también había sufrido mi atentado, había dispuesto algunas capsulas de petri con unos visitantes falsos muy reales, unos cuantos gusanos de mentira activarían todas las alarmas.
Asimismo había embadurnado los pomos de las puertas -la del baño y la de las salidas- con una sustancia harto pegajosa.
Sobre el dispensador de papel había instalado un chisme muy sensible que arrojaría chorros de agua al menor intento suyo por acercarse… así que no podría limpiarse las manos, y aunque intentase hacerlo los petardos le alejarían, porque ¡sí!, esa era la puntilla, había desperdigado por el suelo algunos de esos petardos que estallan al ser pisados.
En previsión de lo que pudiera pasar había extendido el perímetro de mi maldad hasta la cocina, allí había dejado a la vista algunos alimentos falsos pero apetecibles: se partiría los piños al hincarle el diente al brioche de leche, las cucharas se doblarían, el salero derramaría todo su contenido, el vaso no tendría fondo y lo que de verdad pudiera comer sabría a pimienta o a jabón… y las servilletas, ¡uff!, las servilletas estarían recubiertas de polvo pica-pica, por no hablar del sutil pero concienzudo cambio de etiquetas a las botellas.
Sólo esperaba que él como víctima no juzgara la broma con demasiada… rudeza.
Dejando a un lado la cuestión del buen gusto, había que reconocerlo,  ¡eran unas bromas geniales! Además si él no sabía el día en que vivía yo no tenía la culpa, legalmente, y como 28 de diciembre, estaba en todo mi derecho de no ser nada… inocente.
 
Aquella mañana amaneció muy temprano, ¿o eran mis ganas de que empezara el día? Cuando le vi acceder a su santuario dispuesto a desentrañar con alegría y laboriosamente todos los misterios del universo me froté las manos igual que un malo de teleserie barata. Sabía que sería cuestión de minutos… ¡la suave música de los petardos delataría mi victoria!
¡Cuánto me reí de él! Qué bien pagada me sentí. Que me pidiese explicaciones me lo veía venir, ¡claro!, ¿y qué podía decir?
 -Lo siento Científico, he desarrollado todo mi ingenio en la creación de esta broma… y no me arrepiento, ¡es culpa tuya si eres un inocentón confiado, haber tenido más cuidado!
 -Espero que con tu éxito hayas experimentado un intenso sentimiento de júbilo…
Lo dijo al tiempo que se rascaba sin parar la cara con una mano negra y empapada.
 -¡Sí!, o dicho de otra forma,  ¡me lo he pasado pipa burlándome de ti!
Nunca estimé del todo las consecuencias de aquello, jamás imaginé que pudiera haber represalias…  pero las hubo, aunque fueron ilegitimas porque el día de  las inocentadas ya había pasado y de largo… ¡tramposo!

Aquel grito desgarrador sonó como a película de terror de serie B, salvo que el chillido no procedía del televisor, sino que venía del laboratorio del Científico…
Aún en pijama salté como una culebra escaleras abajo y aterrada fui a ver qué demonios pasaba.
Cuando entré sólo vi sangre, sangre por todas partes, y sentí un vertiginoso mareo y por algunos instantes creo que me quede ciega y sorda.
 -¡¡Ayúdame!! , corre, me he cortado…
Como si entendiera que no podía creerle sólo con la terrible visión de aquel paño empapado de rojo, me dejó ver la herida, un corte que parecía a punto de desgajarle el dedo. Contuve mi bilis.
 -En mi botiquín, ahí encontrarás gasas, hay también…
 -¿Dónde está tu botiquín? –bramé girando nerviosa por el laboratorio sin distinguir nada que se le pareciera ni remotamente.
 -Ahí –señaló débilmente con su mano afectada- en ese armario de metal… -y el paño se le cayó al suelo-. ¡Rápido, date prisa, por favor!
Localicé el dichoso armario. Ciega y torpe corrí hacía mi objetivo, cuando lo alcancé este me mordió…
 -¡Por favor! -le oí impacientarse y como no podía perder más el tiempo posé mi mano en el tirador para abrirlo, pero el armario siguió pellizcándome, mordiéndome, atizándome secamente-. ¡Ábrelo de una vez! –siguió gritando él con voz afónica.
 -Eso intento pero es que…
El Científico aulló, y yo, haciendo de tripas corazón volví a la carga cayendo sobre el armario. La descarga que recibí fue tal que me hizo caer de culo al suelo.
 -¡Ahh!, ¿pero qué es esto?

 -Se llama electricidad –se río el Científico deshaciéndose del dedo falso y todos los demás engaños, y agachándose a mí altura para hablarme en confidencia, dijo-: Y lo que acabas de experimentar, lo que ha puesto tu pelo así y te ha bajado los humos, se llama corriente eléctrica.
“Hace veintiséis siglos, un filósofo griego, Tales de Mileto, realizó un curioso descubrimiento: si se frotaba un trozo de ámbar contra un tejido de lana, el ámbar adquiría la propiedad de atraer los cuerpos ligeros, tales como plumas, briznas de paja, partículas de polvo y hojas delgadas de oro. Por otra parte, los antiguos indios habían observado que ciertos cristales atraían las cenizas calientes. Pero, hasta el siglo XVI, el estudio de esos fenómenos no realizó auténticos progresos.
Hoy sabemos que toda materia está constituida por átomos formados por partículas, algunas de las cuales están cargadas de electricidad: los protones tienen una carga positiva y los electrones una carga negativa. Los cuerpos cargados de electricidad se comportan como imanes: un cuerpo negativo y otro positivo se atraen, pero dos cuerpos cuya carga es del mismo signo se repelen.
Normalmente, los átomos son neutros: tienen el mismo número de protones (positivos) y de electrones (negativos). Esto se debe a que los electrones que se encuentran en exceso en alguna parte tienden a irse por si mismos, saltando de átomo en átomo, hacia aquellos que tienen falta de ellos.
En los cuerpos aislantes (ámbar, plástico, vidrio, lana, seda, etc.) la estructura de los átomos se opone a estos desplazamientos. Así, cuando se les añaden o cuando se les restan electrones, permanecen electrizados negativamente o positivamente: están cargados de electricidad estática (que no se mueve)
Ciertos cuerpos son, por el contrario, conductores (los metales, el carbono, etc.). Los electrones que están en exceso en un lugar se desplazan por sí mismos hacía la parte que faltan. Este desfile de electrones es lo que constituye la corriente eléctrica.
El mismo nombre de electricidad fue inventado por el científico inglés William Gilbert…” 

 -¿Y a mí que me importa eso ahora?, ¡me has electrocutado!, ¡¿estás loco?!
 -Sólo han sido unos voltios de nada…
 -¿De nada?, es como si me hubieran agujereado la mano, ahhh sádico de mierda… ¡me ha dolido, me duele!
 -No exageres… -me miró con expresión culpable y luego añadió-: ¿acaso no sabes que los metales son buenos conductores de la electricidad?
 -¿No me digas? -rebufé-, ¿y cómo demonios iba a saber que ibas a electrizar el armario? -me levanté de un salto para marcharme, mascullando-: no ha tenido gracia, idiota, ¡y pensar que estaba preocupada por ti!…

Me pasé el día con los nervios de punta, definitivamente el “electrochoque” no me había servido de mucho, ¿lo haría un baño caliente? Seguramente sí, decidí. Y me preparé una buena bañera, con sales, fragancias y patitos de goma. Me exfoliaría la piel, me lavaría el pelo y luego me cepillaría durante horas…
¿Cómo iba siquiera a sospechar que sus manitas también se habían inmiscuido en mis botes y en mis champús? Un Científico abusón con grandes conocimientos químicos…
Mi grito, al quitarme la toalla de la cabeza, tuvo que emitir una onda expansiva tan potente que seguramente fue registrada por el sonar de muchos submarinos. El timbre de mi grito tuvo que cruzar el hiperespacio y rebotar en alguna galaxia lejana. Mi grito superó en gran medida al de cualquier película de terror o al de todas juntas. Fue un grito que paralizó al mundo entero…
Mi bonito pelo ya no era bonito, ¡era de lo más naranja!
Al nanosegundo le tenía allí, en mi baño, alarmado por mi enajenado berrido. Fue una suerte haberme tapado a tiempo porque estuvo a punto de pillarme con “el traje de Eva” puesto.
Quería recriminarle, saber que hacía ahí y porque me había hecho eso, pero no pude contenerme y me tiré encima para atacarle. Antes de conseguir siquiera tocarle ya me había reducido, ni siquiera pude darle algunos buenos arañazos y tortazos.
“Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento” Repetía sin cesar, lo que me hizo despertar de mi neurótico trance. Además, ¿qué iba a arreglar con pegarle?
Me puse a llorar, lloré a moco tendido, lloré hasta deshidratarme…
 -¿Yo compro un par de bombones salados y un jabón ennegrecedor, y tú intentas matarme por eso?, ¡jóder como te pasas…! -hipé apartando sus conciliadoras manos y sus pañuelos-. ¡Y mi pelo!,  ¿qué te había hecho mi pelo?
 -Nada –contestó con una vocecilla arrepentida y cara de pena- era precioso.
Carraspeó mirándome de soslayo:
 -Yo… bueno… después de lo de esta mañana no quería continuar con mi revancha, pero… ¡se me olvidó que había puesto ese tinte en el bote! Fue un error.
Arrugando el entrecejo esperó, incluso creo que puso la cara por si me apetecía darle un puñetazo, pero no lo hice… al contrario. Nos aguantamos la mirada un buen rato hasta que no pudimos más y acabamos estallando en carcajadas.
 -¿Enterramos el hacha de guerra? -propuso- ¿fumamos la pipa de la paz?, ¿volvemos a agregarnos al Facebook?
Me rasqué la barbilla haciéndome de rogar. Pero él no dejó de auscultarme con los ojos.
-Con una condición…
 -La que quieras…
 -¡Será caro, te costará!
 -No me importa, pero… bueno no tengo muchos ahorros, pero ¡sí, sí!, está bien…
 -Tendrás que pagarme la peluquería…
 -¡Hecho!
 -Y creo que me merezco un buen regalito estos Reyes…
 -¡Vale!
 -Y…
Antes de que yo siguiera pidiendo carraspeó para interrumpirme:
-¡Y algo más!, te invitaré a comer, ¡y no será una hamburguesa te lo prometo! No seré tan cutre como…
Como el egiptólogo, pensé, y comprendí enseguida por donde iban los tiros, y eso que ni le había vuelto a ver...
Al decirlo como disimulando, como si la idea no le entusiasmara, como si sólo lo hubiera hecho para saldar una deuda, sólo procuró cubrirse las espaldas, pero aunque fingió bien, aunque representó a la perfección su papel de indiferente, en el fondo no pudo borrar la expresión encantada de su rostro.
Me ofreció la mano para sellar el acuerdo y yo, mirándola un segundo, un instante, no le hice esperar demasiado para apretársela asintiendo.
Antes de que saliera por la puerta, susurré:
 -Espero que me lleves a un lugar bonito…
 -Cualquier lugar es bonito si tú estás en él.
Aquel piropo me dejó desconcertada. Creo que él también comprendió la repercusión de sus palabras, y para aplacar mi estupor, dijo:
 -Ah, no tires de la cadena, he instalado una bomba fétida…
Le oí bajar a tropel las escaleras. No supe a donde fue ni lo que hizo, ¿a desarticular alguna trampa más? Me quedé tan pensativa, su aptitud me dejó tan absorta, que me olvidé por completo del aviso de la cisterna… ¡y vaya si lo lamenté!



Música: Misery-Maroon 5
Fuentes: Larousse juvenil. Wikipedia. Goear.

jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Jugamos a las películas?

Asocia las imágenes, ¡vamos!...


No es que haya que darse mucha prisa, ¿eh?, tan sólo hay que mirar la pista un segundo para saberlo. ¿Qué llevas observando la imagen un minuto entero y todavía no lo sabes? No desesperes, sólo pincha y al momento sabrás de qué pelí te hablo.

martes, 25 de diciembre de 2012

Felicidad, esperanza, luz, ilusión… y un zurrón







¡Ah!, y muchas tarjetas y postales, eso es lo que te regalo hoy, es que soy así de original, ¡que le voy a hacer!…













¡MUCHA ALEGA PARA ESTE A!
Deseo que el gordito de rojo haya sido muy esplendido y generoso, pero si no le has visto el pelo no te preocupes, ¡aún nos quedan los Reyes Magos!,  y al ser tres, mayores probabilidades, ¿no?
Y si no… pues mira, ¡nos queda la música!
Falalalalá-lala-la-laaaa...


Ah, se me olvidaba… ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

domingo, 23 de diciembre de 2012

Una vez

Varsovia, 1942
Los nazis arrasan Europa.
Solamente los sueños de algunos niños consiguen huir.

Una vez me escapé de un orfanato para encontrar a Mamá y a Papá.
Una vez salvé a una niña llamada Zelda de un incendio.
Una vez hice reír a un nazi con dolor de muelas.
Me llamo Félix.
Ésta es mi historia.

Morris Gleitzman (Inglaterra, 1953) decidió ser escritor a los siete años. A Los dieciséis, emigró a Australia, donde estudió Periodismo y trabajó durante diez años como guionista de televisión. Además de por sus colaboraciones en la prensa, destaca por su faceta de humorista y es autor de más de una veintena de libros que han tenido una enorme repercusión en el mundo anglosajón.
El secreto de este autor, según la critica, es su habilidad para mezclar los sentimientos y los conflictos afectivos dentro de situaciones caóticas, aderezados con unos brillantísimos diálogos.
Gleitzman, uno de los mayores expertos en literatura infantil en lengua inglesa, realiza con Una vez su primera incursión en la narrativa para adultos, que continuará con la publicación de la segunda parte de esta historia, cuyo titulo es Entonces.

UNA VEZ
Morris Gleitzman

“Todo el mundo merece que le ocurra algo bueno en su vida. Al menos una vez.”
Esta frase me conquistó, por eso no perdí tiempo en ir a buscarlo a la biblioteca. No sabía nada más salvo lo que insinuaba la sinopsis del libro, pero tuve un presentimiento… y no me equivoqué. Intuía que aquella historia iba a merecer la pena.
Esa noche afronté la lectura con ganas y me lo terminé emocionada pero al mismo tiempo embargada por la necesidad de leer la continuación. ¡Se me hizo tan corto! Pero es que “Una vez” forma parte de una trilogía, uno de esos trucos de los autores para aumentar sus ventas y mantenernos enganchados, y eso que este apenas tiene 158 páginas que dicho sea de paso se leen de un tirón.
Mi impresión ha sido muy positiva. Tiene cierto parecido con otros libros de temática similar, como por ejemplo “El niño con el pijama de rayas” pero en mi opinión este le supera en ternura e inocencia.
El protagonista es Félix, un niño judío de diez años que lleva tres en un orfanato católico para huérfanos. Durante ese tiempo ha estado esperando a que sus padres -que no sabe si están vivos o muertos- vuelvan a buscarlo para regresar a su plácida vida, regentando la tranquila librería familiar.
Un día ve a unos nazis quemando libros judíos en el patio del orfanato y entiende que algo raro esta sucediendo. ¿Por qué los nazis odian los libros judíos?, se pregunta, ¿por qué hacen sufrir a toda esta gente sólo por eso? El niño decide escaparse y buscar a  sus padres él mismo.
El camino de regreso a su casa estará lleno de desventuras y peligros, decepción e incomprensión. También conocerá a otros niños y personas, otras historias, y salvará a una niña de un incendio, Zelda, quien se convertirá en su incansable compañera de fatigas, la que lo sabe todo porque él no sabe nada...
El niño te cautivará por su candor, por su incomprensión sobre lo que está sucediendo en su mundo, por el horror que ve y la injusticia que el odio provoca en los humanos y de la que él es testigo sin entender la dimensión real de un mundo cruel que maltrata a otros por cuestiones que se escapan a su razón...
La única manera que tiene Félix de escapar de la sordidez es refugiarse en su imaginación, poderoso tesoro, en su facilidad para crear y contar surrealistas y divertidas historias.
Hacía el final se adivina el rápido viaje a la madurez con la que Félix se tendrá que enfrentar y como empezará a ver al mundo con unos ojos un poco mas adultos.
Estoy impaciente por leerme la segunda y la tercera parte, por saber el desenlace de la historia y compartir con él todo lo bueno de su vida, que no tengo duda, le llegará.
Recomendado.

(…) “Estoy aturdido, paralizado. Me han disparado. Ese soldado me ha disparado. El silbido de una bala ha pasado tan cerca de mi cabeza que todavía tengo el zumbido en mi oído.
            Me recuesto y me tumbo lo más horizontal que puedo, no vaya a ser que otro soldado decida probar también.
            Ninguno de ellos lo hace. Vuelvo a respirar. Ha debido de ser un accidente. Con el bote del camión ha debido de dispararse el arma.
            Me viene otra cosa a la cabeza.
            Ese pobre soldado. Esta noche a la hora de cenar en los barracones apenas podrá probar bocado de lo triste que se sentirá. Lo único que quería hacer era gastar una pequeña broma y ahora no podrá quitarse de la cabeza que ha disparado a un niño inocente.
            Salto sobre mis pies y agito mi sombrero para llamar la atención del camión, que desaparece carretera abajo.
            -No se preocupe –grito-. Estoy bien.
            Pero el camión se ha desvanecido entre la nube de polvo que ha levantado la primera camioneta, por lo que el soldado no me ve, y tampoco me lleva con ellos.
            Menuda mala suerte.
            Para mí y para él.”

Fuentes:
Kailas Ficción.
Lecturalia.
Google imágenes.

viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Sintonizando?

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Aturdida, aún saliendo del pesado sopor, deambulé por el pasillo buscando a alguien con quien hablar. Pero estaba sola, nadie quedaba en la casa. Una agónica sensación de abandono me puso tensa, nerviosa. ¿No había luz? ¿Por qué tanto silencio? ¿Dónde se habían metido todos? ¿Por qué nadie respondía a mi voz? ¿Nadie me oía? Pero, ¿es que no había nadie? No era normal, nada parecía normal…
Encendí la televisión y lo supe, entonces lo supe…
¡¡¡Lluvia!!!
NADA.
Sólo un silencio artificial empañado por el zumbido de la televisión en blanco.
¿Radiación cósmica en el fondo parpadeante e hipnótico del aparato? ¿Qué era eso? ¿Ecos e interferencias? ¿O fotones viajando entre longitud de ondas y frecuencias? ¿Qué era aquello? ¿Acaso estelas iónicas entre las trazas de una gran explosión?
Había ocurrido. Realmente había pasado: ERA EL FIN DEL MUNDO. Y había llegado. Y yo, milagrosamente, era la única superviviente.
Entré en shock.
Me lo creí o lo soñé porque no podía haber más explicación, para mí no...
Por suerte, mi mente, recalentada por tan elevadas fantasías, salió rápidamente de su confusión: era sólo el cable de la antena, que alguien, seguramente uno de esos bromistas con los que comparto piso, habían dejado desenchufado al intentar conectar en vano alguno de sus modernos videojuegos. ¡Cuantas veces tenía que decirles que la tele era más longeva que ellos y que no lo intentaran!
Respiré aliviada. Ah… ¡Que bueno! Ya empezaba mi programa favorito.
El fin del mundo tendría que esperar por el momento... ya habría tiempo para llamar a las puertas del paraíso.


¡Feliz NO fin del mundo!

Canción: Knockin On Heavens Door - Bob Dylan

miércoles, 19 de diciembre de 2012


La Navidad es para muchos la mejor época de Nueva York. Durante estas fechas, la ciudad se convierte en la capital de estas fiestas. Sus eventos y costumbres son mundialmente conocidos como el "Radio City Christmas Spectacular", la "Shopping Week" con tiendas espectacularmente decoradas, el fin de año de Times Square o el encendido del gigantesco Árbol del Rockefeller Center y que da el pistoletazo a las fiestas navideñas.  


El primer miércoles después del Día de Acción de Gracias, se simboliza el comienzo de la Navidad con la ceremonia de encendido del Árbol de Navidad del Rockefeller Center (Rockefeller Center Tree Lighting Ceremony) por el gobernador del estado de Nueva York.
El árbol (que trata de ser el más grande del mundo) es escogido por el director de jardinería del complejo Rockefeller Center y se trata de un Picea Abies que supera siempre el medio siglo de edad y los 20 metros de altura. Se planta entre el General Electric Building y la estatua de Prometeo unos 20 días antes del encendido para adornarlo con 30.000 luces de colores.
Esta tradición data de 1931, cuando los trabajadores que construían el complejo plantaron en el terreno un pequeño árbol de Navidad.
No es fácil asistir de cerca a este acontecimiento puesto que el espacio abierto del Rockefeller Center es pequeño y el número de personas que se concentran muy grande (unas 200.000). La ceremonia comienza sobre las 7 de la tarde y tiene una duración de cerca de dos horas.




Historia del Rockefeller Center:
Entre las Calles 48 y 51, y las Avenidas Quinta y Sexta, se ubica el Rockefeller Center, el complejo comercial y de entretenimiento más grande de Estados Unidos.
A comienzos de 1929, John D. Rockefeller Jr. arrendó el terreno perteneciente a la Columbia University para construir un complejo inmobiliario en el que tenía previsto incluir la nueva Metropolitan Opera House. En Octubre del mismo año, se produce el crack en Wall Street lo que desencadena el abandono de las empresas inversoras, incluida la MET, por lo que Rockefeller se quedó solo con un terreno que había alquilado por un periodo de 21 años.
Rockefeller tuvo que cambiar su proyecto inicial y desarrolló uno nuevo con la idea de acoger la nueva industria de radio y televisión que acababa de emerger. El diseño del complejo supuso un reto para los arquitectos ya que era la primera vez que se edificaría un terreno formado por tres manzanas unificando el estilo arquitectónico. Por estos motivos, Rockefeller lo bautizó con el nombre de Radio City y lo denominó como "una ciudad dentro de la Ciudad".


El primer edificio en construirse fue el RCA Building para la Radio Corporation of America diseñado por Raymond Hood. Con 256 metros de altura y 70 plantas, es el más alto del complejo y sirvió como base arquitectónica para el diseño del resto de los edificios. Durante 10 años se completaron los 14 edificios del proyecto inicial al más puro estilo Art Déco. El 1 de Noviembre de 1939, se inaugura el Radio City al que un año más tarde se le rebautizaría como Rockefeller Center.
Entre los años 1959 y 1973, al complejo se le unieron 5 edificios más a lo largo de la 6ª Avenida. En total, el Rockefeller Center está formado por 19 edificios que albergan oficinas, tiendas, restaurantes, bares, teatros y estudios de televisión. Todo el complejo está conectado entre sí subterráneamente por túneles desde los que se acceden también a las líneas de metro.

El RCA Building pasó a llamarse en 1988 GE Building o 30 Rockefeller Center y en él se albergan las oficinas de la General Electric y de la NBC (Nacional Broadcasting Company). Sobre la entrada del edificio se encuentra esculpido el relieve Wisdom del escultor Lee Lawrie, una alegoría a la Sabiduría y el Conocimiento. La decoración del interior fue realizada por los artistas Frank Brangwyn, Diego Rivera y Josep María Sert, que sustituyó a Rivera, conocido por sus ideales comunistas, al incluir improvisadamente en su pintura un retrato de Lennin. La planta 65 alberga uno de los restaurantes más famosos de Nueva York, el Raimbow Room desde el que se divisa una espléndida estampa de la ciudad. A los pies del edificio se coloca todos los años, en épocas navideñas, el famoso árbol de Navidad que resulta el más grande de Estados Unidos.


La entrada principal al complejo desde la Quinta Avenida da lugar a un agradable paseo ajardinado conocido como Channel Gardens. Este nombre viene a recordar el Canal de la Mancha, pues el paseo está flanqueado por dos edificios: el inglés British Empire Building y el francés La Maison Française. Los jardines están decorados con fuentes y esculturas de peces hechas en bronce por el escultor Rene Chambellan. Channel Gardens desemboca en la Lower Plaza presidida por la escultura Prometeo de Paul Manship. Esta plaza, antigua entrada a las tiendas de lujo que años atrás poblaban el complejo, se utiliza como terraza de restaurante en verano y como pista de hielo para patinaje en invierno.

Otros de los edificios importantes que completan el Rockefeller Center son:
El teatro Radio City Music Hall, el Associated Press Building, el International Building con su famosa escultura Atlas de Lee Lawrie y el Simon & Schuster Building.


¡Feliz viaje!

NOTAS:
El condado de Nueva York y el distrito de Manhattan tienen los mismos límites (son coextensivos). Como parte de la ciudad de Nueva York, el condado no tiene otras subdivisiones políticas. Ocupa toda la isla de Manhattan, rodeada por el East River, el río Harlem y el río Hudson. También incluye algunas islas más pequeñas como la Isla Roosevelt (antiguamente se llamaba isla Welfare, y anteriormente aún “Isla Blackwell"), la isla U Thant (oficialmente conocida como isla Belmont), y una pequeña porción de la tierra continental norteamericana (Marble Hill) contigua al Bronx. Marble Hill fue originalmente parte de la isla de Manhattan; pero el canal del río Harlem, excavado en el siglo XIX para mejorar la navegación en el río Harlem, lo separó de Manhattan.
La isla de Manhattan tiene 21,5 km de largo.
El condado de Nueva York tiene un área total de 87,5 km², de los cuales 59,5 km² son de tierra y 28,0 km² son de agua (68 % terrestre y 32 % acuática).
Manhattan está conectada por puentes y túneles a Nueva Jersey en el oeste y a tres distritos de Nueva York: El Bronx en el noreste y Queens y Brooklyn en Long Island al este y al sur. Su única conexión directa con el quinto distrito de la ciudad es el “Staten Island Ferry”, cuya terminal se encuentra en el Parque Battery en su extremo sur.
Cada 28 de mayo y 12 de julio, tanto el amanecer como al ocaso, el sol es visible en el horizonte desde el nivel de las calles al estar alineado con su trazado.

Fuentes:
www.guianuevayork.com/navidad.php
wikipedia
ggogle imagenes

lunes, 17 de diciembre de 2012


El momento de cine que he escogido hoy pertenece a la película “Scrooged” conocida en castellano cómo “Los fantasmas acatan al jefe”.
"Lluvia radiactiva. Drogadicción. Terrorismo internacional. Asesinos en las autopistas. Ahora más que nunca, debemos recordar el verdadero significado de la Navidad. No se pierdan la inmortal obra de Charles Dickens "Cuento de Navidad". Su vida puede depender de ello."
Frank Ross, presidente de una cadena de televisión, odia las Navidades y por eso da el visto bueno a este “amable” anuncio… aunque no cuenta con que este puede herir algunas susceptibilidades navideñas…


Trama: La desbordante alegría de las fiestas de Nochebuena va a hacer que Frank Cross sufra alucinaciones fantasmagóricas en esta divertida sátira de “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens. Cross, que ha hecho una carrera meteórica desde el puesto más modesto del departamento de envíos de una cadena de TV hasta alcanzar la presidencia, es tacaño, desagradable, ingrato, implacable y con un cruel sentido del humor. Antes de que la Nochebuena termine, recibirá la visita de un desconcertante taxista neoyorquino del pasado, un hada del presente, un tanto estrafalaria y, finalmente, un sádico, enorme y descabezado mensajero del futuro.

Scrooged conocida en latinoamérica como “Los fantasmas contraatacan” y “Los fantasmas atacan al jefe” en España, es una comedia estrenada en 1988 que moderniza la novela de Charles Dickens, Cuento de Navidad. El film está producido y dirigido por Richard Donner, escrito por Mitch Glazer y Michael O'Donoghue y con Bill Murray en el papel principal.

Curiosidades y anécdotas de rodaje:

-La película fue un gran éxito comercial en su momento, recaudando en los EE.UU. 60.328.558 de dólares.

-La película tiene una excelente banda sonora obra de Danny Elfman, genial su uso de los coros. Además cuenta con una excelente nueva versión de la canción "Put a little love in your heart" interpretada por Annie Lennox y Al Green

-Al final de la película cuando todo el mundo canta "Put a little love in your heart", Bill Murray dice "¡Ilumíname bien Seymour, ilumíname!". Es una referencia a La tienda de los horrores (1986), donde Murray tenía un pequeño papel.

-Todos los hermanos de Bill Murray (John Murray, Joel Murray y Brian Doyle-Murray) aparecen en la película.

-El director Richard Donner realiza un cameo en la película, puede vérsele brevemente como un trabajador en la sala de control al final de la película.

-Existe un gag insertado entre los títulos de crédito finales. A los pocos segundos de empezar, aparece Bill Murray con el título de la película ("Scrooged"), escrito sobre él. Murray lo quita de encima "limpiándoselo" con la mano.

-En la escena que Carol Kane le tira del labio a Bill Murray, lo hizo tan fuerte que se lo desgarró, provocando un parón en el rodaje durante varios días.

-En el show de "Frisbee" (cuando Frank está disfrazado de perro), hay un árbol dibujado en el decorado que tiene grabado un corazón con la inscripción "Dick loves Lauren". El director Richard Donner está casado con Lauren Shuler Donner.

-Cuando juegan al trivial le preguntan al hermano de Frank, ¿Cómo se llamaba el barco de los descubridores de La Isla de Gilligan? Richard Donner fue uno de los directores de la serie.

-El líder de los músicos callejeros que Bill Murray insulta es Paul Shaffer (compositor y actor). Los otros músicos son: Miles Davis, David Sanborn y Larry Carlton, los tres famosos músicos de jazz

-La primera secuencia del film, en la que se anuncia la programación para la Nochebuena del canal IBC, es una especie de autohomenaje por parte del director al incluir a Lee Majors, “El Hombre de los 6 millones de dólares”, serie de la que dirigió varios capítulos entre 1974 y 1978. La verdad es que sabiendo que Papá Noel tiene un armario lleno de fusiles M-16 uno se piensa dos veces el hacer cabronadas durante el resto del año.

¡Ah!, y por favor, pon un poquito de amor en tu corazón…



Fuentes:
www.ionlitio.com/los-fantasmas-atacan-al-jefe-1988/
peliculasdeculto.blogspot.com.es/2007/01/los-fantasmas-atacan-al-jefe.html
wikipedia
filmmaffinity
youtube
google imágenes
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